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Publication Type:
Newspaper ArticleSource:
EL PAÍS, EDICIONES EL PAÍS S.L., Madrid (2020)URL:
https://elpais.com/babelia/2020-11-06/enfermedad-planetaria.htmlAbstract:
Jorie Graham toca las cosas hasta que se rompen, es su modo de verlas, en un libro que reacciona contra la descosificación y la erosión humanaFull Text:
Enfermedad planetaria
Jorie
Graham toca las cosas hasta que se rompen, es su modo de verlas, en un
libro que reacciona contra la descosificación y la erosión humana
06 nov 2020 - 18:30 EST
Dueña de una de las obras más poderosas de la poesía norteamericana —ya conocíamos La errancia (2007) y Rompiente (2014)—, Jorie Graham (Nueva York, 1950) es brillante y compleja, pero nunca afanosamente ininteligible, pues solo la muerte nos hace “totalmente legibles”. Tras leer la impecable traducción de Deprisa, es fácil percibir la materia del discurso: la naturaleza fugaz de la existencia; el desgarro de la muerte y la enfermedad (Graham tuvo cáncer unos años antes) de los seres cercanos (sus padres); la consumación del cuerpo, “célula tras / célula en el viento”; el tiempo cercando nuestra identidad (“quién es el ‘él’ que no puede existir sin él”); el “colapso del saber”, rendido a las herramientas virtuales y a la inteligencia artificial; la descorporeización del mundo, su “sistemicidio”. Todos ellos síntomas de una colectiva enfermedad planetaria.
Lo difícil será acceder, entre un suspendido pasado y un disruptivo futuro, a la urgencia dinámica y fluyente de su escritura; al modo en que lo objetivo y lo subjetivo, lo natural y lo artificial, dibujan el reflejo de lo íntimo en lo externo y a la inversa; atisbar eso llamado “lo poshumano”, cuando “empieza a arder tu (la) vida tras / la muerte (…). Creando un espacio que no habíamos habitado / antes”. Así la fisicidad de un lenguaje entrecortado y a veces omitido, intensificado por el uso de guiones largos y flechas, rimas y ausencia de puntuación, ritmos posibles de rap, estrategias que refuerzan la intermitencia discursiva y la complicidad de una sintaxis abrupta, disuelta en contradicciones: Si “el momento de la sabiduría (…), ya no sirve”, tenemos el deber de “seguir intentando / decir / lo no dicho”. Tiempo, “todo el tiempo —todos los tiempos”, y mundo.
Es imposible mostrar aquí una percepción que se agolpa como “un gorjeo de pájaros”, resumir la irreductible seducción del excedente de significantes en el significado de un libro que reacciona contra la descosificación y la erosión humana. Sus intentos por decir y dar razón del peso del mundo definen, frente a una realidad simulada, el deseo empático de “tocar las cosas hasta que se rompan”, pues solo ese “es el modo de verlas”.